El Colegio Universitario Central realizó el acto central de los colegios de la Universidad Nacional de Cuyo. La puesta en escena estuvo a cargo de estudiantes de cuarto AM B quienes llevaron adelante la puesta en escena en homenaje al Libertador y Padre de la Patria, el general José de San Martín. 

El encuentro además se realizó en el marco del 80 aniversario de la institución para el cual asistieron autoridades de la Universidad, de la escuela y ex autoridades de nuestro colegio. Así, quienes dieron el presente fueron: la Directora de Dirección General de Escuelas Secundarias de la UNCUYO, profesora magister María Ana Barroso, la Directora del Colegio Universitario Central, profesora Magister Cristina Zamorano; el Director de la Escuela de Comercio Martín Zapata, Licenciado Cristián Gamba; la Directora del Departamento de Aplicación Docente, Doctora Nora Valeria Marlia, la Directora del Liceo Agrícola y Enológico “Domingo Faustino Sarmiento”, profesora magister Celia Nuñez.

Además, la Directora de la Escuela del Magisterio, profesora Silvina Carbonari, la ex Vicedirectora del Colegio Universitario Central, profesora Imelda Sosa; la ex Vicedirectora del Colegio Universitario Central, profesora Susana Oliva; la ex Vicedirectora del Colegio Universitario Central, profesora Adriana García; la ex vicedirectora del Colegio Universitario Central, profesora Viviana Quiroga; el ex Director del Colegio Universitario Central, Doctor Adolfo Cueto; la ex Directora Adminstrativa, Viviana Aranda; la Vicedirectora Del Colegio Universitario Central, Licenciada Sandra Córdoba y el Vicedirector del Colegio Universitario Central, profesor Gustavo Ciancio.

"Quiero felicitar a los y las estudiantes de cuarto Arte Multimedia B y a su preceptora, por el excelente acto que realizaron. Representaron magníficamente al General José de San Martín. Nos brindaron una obra que nos muestra su valentía, su humildad y su calidad como ser humano, dispuesto a ocupar a pleno su tarea de padre una vez que nos dejara una Patria Liberada", señalo la directora de la institución, Cristina Zamorano.

Y continuó: "Como expresaron en su reflexión final, cualquier persona con la valentía de soñar es capaz de hacer todo lo que se proponga. Así fue nuestro caso, hace 80 años. Hombres y mujeres tuvieron la valentía de soñar un colegio de excelencia y hoy gracias a ellos disfrutamos de sus frutos", 

"Han hecho un espectáculo maravilloso e increíble. Donde además de contarnos la historia de este héroe que fue San Martín hicieron un despliegue maravilloso de arte. No le faltó nada al acto. Además de felicitarlos creo que se puso de manifiesto algo muy bueno, que tiene que ver con el compromiso. Fue un trabajo de equipo, se notó que ha sido así. También los felicito por estos 80 años, porque una de las cosas que se nota mucho en las instituciones educativas de la UNCUYO, tiene que ver con el compromiso. Son instituciones con valor, que nos posibilitan crecer", dijo por su parte la Directora General de Escuelas de la UNCUYO, María Ana Barrozo. 

Compartimos además el texto elaborado por Melanie Perea para el homenaje: 

En nuestra condición de humanos, estamos condenados a tropezar y cometer errores hasta el fin de nuestras vidas. De allí en más, somos libres de decidir qué hacer al respecto; si quejarnos y dejar a medio camino nuestros objetivos, o aprender y cuidar los pasos para no volver a caer en la misma fosa.

San Martín fue el libertador de América del Sur, aquel revolucionario que sacrificó hasta la última gota de sangre y sudor por una tierra que lo había acunado, pero más importante, por las personas que habitaban en ella. Con él, empieza nuestra historia.

Luchó incansablemente… remarcando la palabra 'incansablemente', porque todos conocemos al prócer valiente, fuerte, audaz y extraordinariamente estratégico, ¿pero qué fue del hombre que contuvo sus lágrimas? Con miles de obstáculos, vacilaciones y miedos que amenazaron con detenerlo. Un pobre padre separado de su hija en los primeros años de su vida, y luego cruelmente enviudado. Un joven con aspiraciones que cumpliría de grande y luego miraría detrás para ver que ni su propia familia lo estaba apoyando. Luchar, y luchar solo, luchar con lo poco que contaba, pero luchar y seguir luchando.

Después de todo, ¿quién más estaba dispuesto a vender su salud física y mental a la guerra? Los orgullosos que ostentan su valentía y conocimientos echados a una batalla, comprando la victoria con su amor propio, pero a la mínima causa perdida, se retiran sin mirar atrás, y dan por sentada una vida miserable en lo que les resta por andar. Pero también están los apasionados que aceptan la osadía y poco les interesa saber que pueden estar perdiendo cuando todo parece venirse encima, porque lo único en lo que están pensando es en avanzar hacia el resultado, así que cuando lo hagan, cuando se caigan, sanarán sus heridas con las hojas del manzano, donde tomarán un descanso sin sentir culpa, y luego van a alzar sus espadas para pedir la revancha del duelo, porque no se irán hasta obtener lo que tanto anhelan. La voluntad es como una difícil apuesta que pocos están dispuestos a aceptar, porque saben que podrían arriesgarlo todo.

San Martín luchó incansablemente. Luchó por lo que quería, no por algo que alguien o varios le habían pedido, sino por lo que su corazón le pedía. Incluso si tuvo que recibir las espaldas de todo mundo, se rehusaba a vivir una vida que no era la de él.

Sintámonos alegres de haber resurgido de las llamas que nos consumieron algún día, y por seguir de pie esperando ver un arcoiris después de la lluvia. Dejemos al corazón hablar, perdonémonos por cada error y sigamos adelante para demostrar que somos resilientes. Si demostramos lealtad a nuestro verdadero ser, no hay enemigo que enfrentar y no hay sombras que temer más que la nuestra propia.

 “Grande fue cuando el sol lo alumbraba y más grande en la puesta del sol”, San Martín, por siempre héroe de la patria, y también, un gran ejemplo de ser humano resiliente.