En esta oportunidad se logró el objetivo principal porque el equipo de CUC fue integrado por un grupo de amigos, que se divirtió jugando a la pelota, respetó los códigos impuestos por la organización y jugó como un verdadero equipo campeón.
La humildad y la solidaridad demostrada por todo el plantel es digna de destacar y aplaudir. En total jugó 8 partidos y los ganó a todos con un promedio de gol a favor de 7 tanto y 3 tantos en contra por partido.
Para recordar toda la vida… será la etapa final. En semifinales enfrentó al Magisterio “B” y lo batió 6-3. Luego, en la gran final goleó al Martín Zapata 7-3 y se desató la locura.
Los 15 alumnos campeones….
El arco estuvo muy bien protegido por el “payaso” Fernando Olivares y por el “cuñado” Nicolás Venturella.
La defensa fue una barrera difícil de pasar por su coraje y personalidad, en donde se destacaron el “te la aguantás” Pablo Barraza, el “pelado” Martín Magallanes, el “bonito” Juan Pablo Nieto y el “profesional” Federico Díaz Bitar.
El medio campo estuvo muy bien controlado por el excelente juego dinámico del “me falta algo” Agustín Sánchez, el “sabés dónde vivo” Pedro Lizabe y el “juego con el Jockey” Nicolás Julián.
La delantera fue una fuente ilimitada de jugadas combinadas, donde los goles y los aplausos fueron una sana costumbre de todos los fines de semana .Se lucieron en este rol: “si me sale me aplaudís” Facundo Forniés, “estoy saliendo” Leonardo Porcario, el “jugué horrible” Gonzalo Trujillo, el “vamos chicos” Nicolás Saba y el “jogo bonito” Ignacio Maure.
Por último, es muy valioso mencionar el aporte del compañero de 1° año Mauricio “me confundí de cancha” Hualpa, quien integró el cuerpo técnico y estuvo al lado del equipo brindando su solidaridad y apoyo incondicional en todo momento.
Palabras aparte para la numerosa hinchada del CUC, que llenó las gradas de la cancha y alentó sin parar durante los 40' de juego, lo cual la convirtió en un jugador más y permitió motivar a los jugadores para lograr el título.