El reconocido politólogo disertó sobre el tema “Innovación en la universidad en la era exponencial”, dio algunos diagnósticos, y habló también de la influencia de la Universidad en el futuro de la sociedad y de las sociedades en general.
Al inicio de su exposición hizo referencia al modelo clásico que orientó la misión de las universidades, basado en una suerte de trípode que combinaba objetivos de enseñanza, investigación y extensión; y que ha sufrido profundos cambios en las últimas décadas.
Al respecto comentó que la enseñanza en un principio sólo era de grado y que se impartía en un número escaso de universidades, tanto privadas como públicas. Valoró que en la actualidad existen 55 universidades nacionales y una gran expansión de las privadas, con una oferta de formación de posgrado especializada y diversificada. Lo mismo ocurrió en el campo de la investigación universitaria, donde se han producido novedades importantes con un crecimiento exponencial de investigadores. En tanto que en relación a la extensión universitaria ponderó los cambios de enfoque, explicó que en su origen se dedicaba sólo a la difusión cultural, para luego establecerse en orientaciones muy diferentes entre universidad y sociedad, incluyendo al Estado. Lo que hoy la pone en el centro de la triada y que representan un cambio en la misión de la Universidad. “Creo que estas transformaciones que se produjeron realmente en muy pocas décadas van a continuar y se van a profundizar en el futuro”, destacó Oszlak.
Luego compartió algunas teorías y modelos de autores estadounidenses y europeos. Entre ellas la teoría de la evolución histórica del papel de la Universidad como institución, donde pueden observarse tres fases diferentes. La primera, en la época medieval, donde las universidades funcionaban al servicio de la religión y la espiritualidad; la segunda, la posindustrial, promovieron las investigaciones que produjeron importantes avances tecnológicos. Y la tercera, donde se ubican las universidades contemporáneas, que se han orientado a su propio interés frente a un mercado altamente competitivo para los egresados.
Habló también del surgimiento de otro tipo de universidad, la ecológica, no en cuanto a lo estrictamente ambiental sino en un sentido más genérico más contextual del término ecología. Una universidad profundamente conectada con la sociedad que pone a disposición libremente todos sus recursos de conocimiento y que se compromete activamente para lograr un mundo mejor.
Y añadió a estos modelos lo que sería una cuarta fase, que se corresponde con lo que se denomina Universidad 4.0, lo que serían las universidades para los demás, comprometidas a servir a las comunidades, a las empresas y a las instituciones ubicadas dentro de su radio de acción.
Personalmente, Oscar Oszlak considera que: “la institución universidad para ser relevante, en el escenario mundial que se avecina, debería introducir cambios profundos tanto en su misión como en su estructura, en su financiamiento, en sus planes de estudio, en los perfiles profesionales a formar y por supuesto en las acciones que van a desarrollar en su contexto operativo”.
En ese marco citó dos experiencias con estas nuevas tendencias. Una es la Alianza de Innovación Universitaria, un consorcio de 11 universidades públicas estadounidenses que están comprometidas con aumentar el número y la diversidad de estudiantes universitarios. Donde el compromiso de sus miembros es innovar juntos y compartir lo que aprenden para mejorar el éxito en la cursada de los estudiantes, lo que se considera un ejemplo de educación superior.
La otra iniciativa que destacó el conferencista se llama Harvesting Academic Innovation for learners (HAIL STORM), propone un desafío de innovación colectiva a partir de la experimentación. Se basa en comunidades de práctica alrededor de las oportunidades y de los desafíos más urgentes que enfrentan los líderes en innovación, dentro de la educación superior. Se proponen procesos de educación permanente y ofrecen experiencias de aprendizaje abierto, tanto para los estudiantes globales como para los que estudian en el campus residencial.
Luego dio diferentes ejemplos sobre la incorporación de las tecnologías en la educación superior y sobre ese amplio escenario Oszlak señaló que es evidente que a medida que la educación superior se vuelve cada vez más cara y las tecnologías digitales son cada vez más instrumentales para las experiencias educativas, las instituciones tienen que adaptar sus modelos para seguir siendo relevantes, fundamentalmente para los estudiantes. “No se trata solo de dejar sin efecto las tecnologías de enseñanza y aprendizaje tradicionales sino de moldear estratégicamente estas metodologías para cultivar las ideas, para mejorar la creatividad para fomentar la colaboración para promover la inclusión y la diversidad”, remarcó el experto.
También abordó el tema de la gestión universitaria, puso el ejemplo de instituciones que están ensayando los nuevos mecanismos de la universidad por suscripción. Y también mencionó que se están considerando cambios en la manera de documentar los expedientes que tienden a ser electrónicos, a través de un registro interoperable, que se incluiría en la “carpeta del ciudadano”, lo que representa un beneficio para los estudiantes, los trabajadores y los empleadores.
Por otro lado habló del financiamiento. Dijo que en los países donde la educación es cara y paga, la búsqueda es incesante y agregó que a raíz de la pandemia las universidades tuvieron que invertir en desarrollos para la enseñanza virtual, lo que demanda un rápido cambio en las operaciones.
En ese aspecto opinó que si bien las universidades públicas argentinas son gratuitas, no lo son los posgrados donde se va a notar una reducción como consecuencia de esta pandemia, lo que afectará, fuertemente, el presupuesto nacional. Explicó que si bien la enseñanza virtual representó un alivio al cierre de las aulas va hacer falta revisar todo el sistema de enseñanza virtual.
Finalmente planteó su mayor preocupación en lo que él llama la era exponencial, que tiene que ver con el impacto de las tecnologías en el futuro del trabajo y con el papel que va a tener la universidad en la formación de los profesionales. “Casi todos los puestos de trabajo van a sufrir los impactos del big data, de la inteligencia artificial, de la robotización, de la biología digital y de otras tecnologías como la automatización vehicular, el Internet de las cosas las impresiones 3D las ciudades inteligentes, entre otras cosas", recalcó.
Se refirió a las nuevas profesiones que ya prevén las universidades de países avanzados y destacó la importancia de aggiornarce a esa futura demanda que está transformando el mundo del trabajo a un ritmo exponencial.
Al término de la exposición la directora de Políticas Públicas y Planificación de la UNCUYO, Fernanda Bernabé, agradeció a Oscar Oszlak todos sus aportes y puso en valor el interesante recorrido que hizo sobre el estado de situación de la educación superior, el diagnóstico y los desafíos que deberá enfrentar. Luego, le pidió opinión respecto de las capacidades estatales y de las cajas de herramientas que se van a necesitar para los administradores y las administradoras de la Universidad.
“La respuesta habría que buscarla en el triple papel que cumplen las universidades en este trípode que plantee en la entrada, de docencia, investigación y extensión pero prensando en las transformaciones que requieren cada uno de estos roles. Yo creo que en la docencia prestando atención la renovación permanente de la currícula de los planes de estudios en los perfiles que va a requerir el mundo del trabajo de los próximos años, en el ritmo del desarrollo que se está produciendo en las diversas tecnologías y en las ventajas comparativas que tiene cada universidad por su posibilidad de incidir en esos desarrollos e incorporaciones a los procesos productivos y esto puede suponer no sólo actualizar los programas lanzar nuevas carreras introducir cursos cortos, etc. También creo que supone disuadir y alentar según corresponda la oferta docente”, confirmó el politólogo.
En cuanto a la investigación expresó que debería convertirse en una torre de vigilancia de los países para observar lo que se va produciendo en el mundo y aprovechar los recursos científicos y tecnológicos que dispone la región. En tanto que en relación a la extensión universitaria planteó que era necesario ubicarla a la vanguardia en la difusión del conocimiento, a través de la creación de laboratorios de divulgación, publicaciones científicas, presentaciones en medios, extensión hacia los gobiernos, entre otras acciones. Y sobre el big data respondió que hay que pensar que la tecnología es un instrumento y no un fin en sí mismo, que puede ser utilizado en investigaciones a una velocidad supra humana y se pueden obtener enormes beneficios con su uso. Sin embargo hay ciertas aplicaciones en las que el big data puede cometer errores donde la inteligencia humana hubiera producido una decisión diferente y agregó que hay grandes críticas al respecto.
En el cierre la secretaria Académica de la Universidad, Dolores Lettelier habló de la necesidad de revisar todos los interrogantes que planteó Oszlak y también manifestó la intención de profundizar acerca de la Universidad que viene, considerando los nuevos modelos existentes como Universidad 4.0 y de Universidad ecológica, entre otros. Siempre con una mirada centrada en los demás, teniendo en cuenta el avance de la tecnología, sin descuidar el rol de la humanidad.
El disertante
Oscar Oszlak, es Doctor Honoris Causa de la UNCUYO, director del Centro de Estudio de Estado y Sociedad (CEDES). Obtuvo un PhD en Ciencias Políticas y un Master en Administración Pública (UC Berkeley), es doctor en Economía y contador público nacional (UBA, Argentina) y graduado del International Tax Program, Harvard Law School. Fue director de la Maestría en Administración Pública de la UBA, investigador superior del CONICET, ex presidente de la Red INPAE (Inter American Network for Public Administration Education).
También ejerció como subsecretario de Reforma Administrativa y Asesor Presidencial (Presidencia de Raúl Alfonsín) y fue fundador y presidente de la Sociedad Argentina de Análisis Político, 1983-1994.
Es profesor consulto de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, y profesor titular en programas de posgrado de las Universidades de Buenos Aires, ISEN, San Andrés, FLACSO y UNSAM.