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Un ex cacique del CUC representará a Argentina como jurado en un festival internacional de cine

Se trata de Román Ruberti Godoy, egresado 2021. Actualmente es estudiante de la ENERC sede Cuyo y fue seleccionado para integrar el Jurado Joven Mezcal en la 40ª edición del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG).

imagen Un ex cacique del CUC representará a Argentina como jurado en un festival internacional de cine

El joven director Román Ruberti Godoy, estudiante de la ENERC sede Cuyo, fue seleccionado para integrar el Jurado Joven Mezcal en la 40ª edición del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG), que se celebrará del 6 al 14 de junio en México. Se trata de uno de los festivales más importantes del cine latinoamericano, y su participación representa no solo a la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC), sino también a la Argentina en el ámbito cinematográfico internacional.

El Jurado Joven Mezcal está compuesto por estudiantes de cine de todo el mundo, seleccionados por su excelencia artística y su capacidad crítica para apreciar y elegir películas con sensibilidad y rigor.

Román compartirá esta experiencia con jóvenes cineastas de instituciones de alto prestigio como el California Institute of the Arts (CalArts), el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) de México, la Columbia University School of the Arts y el Centro Sperimentale di Cinematografia de Italia, entre otras. También participarán figuras destacadas del cine internacional como Mimi Plauché, directora artística del Festival de Cine de Chicago; la actriz Ilse Salas; y la programadora Elena Vilardell.

 

Román es oriundo de Mendoza y actualmente está por estrenar su cortometraje Volver a verte, tesis de la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC). Esta obra íntima y conmovedora fue filmada en la provincia de San Juan. Escrita y dirigida por él, la película retrata el misticismo popular detrás de la Difunta Correa, desde la perspectiva de Ramona, una niña de 12 años que, tras una tragedia familiar, atraviesa una profunda crisis de fe. En el camino, descubrirá la misteriosa y poderosa forma de cumplir promesas que tiene esta figura popular. La película fue filmada en el pueblo de la Difunta Correa con la comunidad, y protagonizada por no-actores.

“Creemos que hay un potencial inconmensurable en las provincias. Allí hay historias, rostros, paisajes y emociones que merecen ser vistas en la pantalla grande”, afirma. “Para mí, el cine es una forma de estar en el mundo. No me interesa solo como narración o técnica, sino como una experiencia que nos atraviesa, que nos emociona y nos transforma. Como decía Susan Sontag, ‘en lugar de una hermenéutica, necesitamos una erótica del arte’. Es eso: sentir más que explicar. Que lo que importa no es solo lo que se cuenta, sino cómo se vibra, cómo se mira, cómo se vive una historia.”

Su relación con el cine es profundamente personal y afectiva. “Creo que hacer cine, y también mirar cine con atención, es una forma de resistencia. En un mundo que a veces parece perder sensibilidad, elegir una mirada propia, una poética honesta, es una manera de cuidar lo que sentimos. Y esa resistencia muchas veces aparece en lo más íntimo: un plano que conmueve, un gesto mínimo que dice más que mil palabras.”

Román cuenta que cuando empezó a escribir Volver a verte, lo hizo desde un lugar muy vinculado con su historia y la de su región: la Difunta Correa, en San Juan. “Es un espacio que tiene una carga simbólica enorme. Y mientras lo escribía, sentí la influencia del cine mexicano, ese que se animó a filmar lo marginal, lo olvidado, lo que está al costado del mapa. Ahí entendí que también nosotros podíamos contar desde nuestros lugares, que nuestras historias también importan, que son profundamente cinematográficas.”

En un contexto donde el cine argentino busca renovarse y expandirse, es urgente abrir el mapa y reconocer la potencia de las historias que se gestan en el interior. Desde Mendoza, San Juan y tantas otras provincias, emergen miradas nuevas, comprometidas con sus territorios, con una sensibilidad propia y una fuerza narrativa que no necesita grandes recursos para conmover. Lucrecia Martel es un ejemplo claro de lo que el cine del interior puede ofrecerle al mundo: una poética singular, profundamente enraizada en lo local pero con resonancia universal.

Tenemos mucho para decir desde acá, y el cine argentino solo se enriquece cuando se anima a escuchar esas voces, cuando se permite ser más diverso, más amplio, más federal”, sostiene Román.

Sobre su participación en el festival, expresa: “Estoy muy emocionado. Quiero escuchar, compartir, aprender y también aportar. Siento que tengo algo para decir, una mirada que nace desde lo que vivimos acá, en el interior del país, donde muchas veces hacemos cine con poco, pero con una sensibilidad enorme. Estoy orgulloso de representar a la escuela pública, y especialmente a nuestra sede regional. Lo que hacemos desde acá tiene valor. Y mucho.”

La presencia de Román Ruberti Godoy en el jurado Mezcal es también una celebración de las nuevas voces del cine argentino. Una muestra de que el talento y la sensibilidad pueden venir de cualquier rincón del país, y que mirar desde donde uno es puede emocionar a otros, en cualquier parte del mundo.

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