Ricardo Motta, de 29 años, es una persona muy agradable para charlar de su especialidad, la cocina, o para cualquier tema vinculado con sus intereses.
Egresó en 2004 de las aulas del Colegio Universitario Central y se dedicó enteramente a sus estudios superiores para graduarse en pocos años en Técnico Superior en Gastronomía y Alta Cocina, en la escuela Islas Malvinas, donde también fue profesor.
Hoy es chef de uno de los restaurantes en los que Francis Mallmann, reconocido cocinero a nivel internacional, asesora en Uruguay, específicamente en el pequeño poblado de Maldonado, donde más de una vez famosos de todo el mundo han ido a probar uno de los platos de la casa.
Cocinero del mundo
Una vez finalizados sus estudios y tras abrir un restaurante en la Alameda mendocina comenzaron los viajes de capacitación por el mundo. Amsterdam y ciudades cercanas (Utrecht, Rotterdam, Wassenaar), y también en Alemania (Berlin). Luego Italia (Abruzzo), Dinamarca (Copenhague) y Francia (Chateau Montautre, Región de Limousin) son algunos lugares a donde se aprendió al tiempo que trabajaba.
A continuación, regresó a Mendoza para ocupar un puesto en el restaurante Siete Fuegos, de Mallmann. Pero su estadía en sus tierras fue corta ya que regresó a hacer otra temporada a Europa, similar a la anterior.
"Realizamos eventos en Holanda, Berlín, Copenhagen, Italia... Y de ahí el plan seguía en México a dar clases a una universidad. Pero cambió cuando Francis me invitó a trabajar en nuevo restaurante que él hace la asesoría. Es el restaurante de la Bodega Garzón, en Uruguay. Era un proyecto muy grande y para mí era un desafío importante", explicó Ricki, hermano de Claudia, Marcelo, Sandra, Maricel, Martín y Alicia, quienes también son ex alumnos del CUC.
Continuando, contó que en Uruguay se formó un equipo diverso con cocineros de la escuela de Francis Mallmann y realizó una temporada de verano (2015-2016) muy intensa y logrando importantes objetivos. Luego el grupo quedó más reducido y el protagonista de esta nota fue quien quedó a cargo de todo el personal de cocina.
"Tratamos de ofrecer siempre una propuesta distinta y de calidad. En la zona cerca de Garzón (José Ignacio o Punta del Este, por ejemplo) hay restaurantes muy buenos, con excelentes cocineros y hay propuestas gastronómicas que van creciendo cada vez más", confirmó.
Sus recuerdos cuqueros
Ricardo afirma con evidente pasión que su experiencia en el CUC siempre la llevará consigo. "La mayoría de mis amigos de hoy fueron todos compañeros de ahí. Vivimos cosas muy lindas, y en esa etapa donde uno termina de formarse como persona "los pibes" son tan o más importantes que la familia", comentó.
Además, dijo que uno de los aspectos que más rescata del colegio, más allá de alto nivel académico, es que entre una u otra actividad se sentía invitado a compartir, a estar en grupo, hacer amigos.
"Pasábamos horas y horas adentro del colegio, inclusive cuando terminabas te quedabas más tiempo o jugando un "partidito", tomando una coca en lo del Pablo, en la puerta esperando a alguien. Era hermoso. Una mezcla perfecta entre lo académico y la formación de personas con valores que se contagian y que se repiten en generaciones anteriores y posteriores a la de uno", terminó.