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24 de marzo día de la Verdad, la Memoria y la Justicia

A 42 años del golpe cívico miltar en la argentina, el profesor José Bianchi dedicó unas palabras alusivas, para conmemorar esta fecha.

imagen 24 de marzo día de la Verdad, la Memoria y la Justicia

El profesor José Bianchi frente a los estudiantes

Con motivo del día de la memoria, que se conmemora el 24 de marzo, el profesor José Bianchi dijo unas palabras alusivas antes del ingreso a las aulas del turno mañana. Por su parte, la profesora Paola Figueroa hizo lo propio para los estudiantes de primero y segundo, en horas de la tarde. 

Cabe destacar que parte del accionar de la dictadura tocó de cerca al Colegio Universitario Central, ya que entre los desaparecidos por las fuerzas de seguridad estatales se encuentra - tal como recordó la directora Cristina Zamorano- la egresada Gladys Castro de Domínguez, cuyo recuerdo se haya inmortalizado en una placa ubicada en una de las columnas del CUC.

A 42 años del comienzo de la dictadura más sangrienta que vivió el país, compartimos las palabras del profesor Bianchi:

"Me gustaría empezar estas palabras proponiendo la siguiente metáfora. Imaginen que estando ahora acá, de repente por alguna razón, no se acordaran de nada de lo que les ha pasado antes hasta ese momento. Que de pronto se encontraran en este lugar sin saber lo que los ha traído o qué estaban haciendo. Seguramente les parecería extraño o no entenderían nada de lo que está pasando y tampoco sabrían qué hacer ni qué sentido tiene su presente. Y mientras que a algunos el miedo no los dejaría actuar ni avanzar, otros más arrojados tomarían decisiones torpes basadas solamente en impresiones superficiales de las cosas. Pero seguramente nadie podría dilucidar con claridad hacia dónde sería conveniente proyectar su destino. He allí la labor rectora, constituyente y creadora que posee nuestra memoria.

El 24 de marzo e 1976, un grupo de militares argentinos, en alianza cómplice con ciertos sectores civiles y otros militares de la región, alentados y sostenidos económica e ideológicamente por el gobierno norteamericano, se hicieron del poder en nuestra nación de la manera más cruenta e ilícita que se recuerde. En pocas palabras, tomaron el gobierno de manera ilegítima y clausurando toda posibilidad de oposición política o de libre expresión ideológica, montaron un aparato represivo rapaz, ocultado en un escudo mediático y el temor colectivo de la población. De esta manera clausuraron el Estado de Derecho, instaurando una dictadura que sumió a nuestro pueblo en siete años de terror y violencia. El avasallamiento a los derechos humanos que se llevó a cabo durante esa época, dejó un saldo de treinta mil personas desaparecidas, cientos de niños apropiados y despojados de su identidad , un multimillonario e inédito endeudamiento externo; y a nuestros días, un país entero saliendo de las consecuencias que dejaron la ignorancia, la desunión y el desprecio por lo propio.

Es importante destacar que en medio de esa noche, hubo quienes se animaron a levantar el centelleo de su voz. Movidas por la desesperación y el coraje, las madres de aquellos desaparecidos se enfrentaron inclaudicablemente y desde la primera hora al terrorismo de Estado. Y al día de hoy lo continúan haciendo, aun frente a todas las adversidades y rencores que les dirigen las corrupciones implicadas con la dictadura, siguen ellas guardando con su lucha la luz de la verdad.

Comencé estas palabras haciendo alusión a la memoria, porque es ella el fundamento sobre el cual se construye el presente y se proyecta el porvenir de nuestra sociedad. No es una simple elección o capricho vacío. Es la determinación irrenunciable de nuestra identidad. Quiero decir que la memoria de nuestro pasado no es un baúl donde se amontonan sin sentido todos los hechos que ya fueron, sino que es más bien como el arco desde el cual se dispara la flecha del presente, buscando el blanco de la plenitud futura. Así es que la forma en que decidimos recordar las fechas de nuestro pasado, dice la clase de persona que aspiramos a ser y el tipo de sociedad en que queremos vivir.

En la vida política de una nación esta capacidad de pensar nuestro pasado es importante, porque la historia del país nunca está del todo resuelta, nunca hay hechos o pensamientos totalmente borrados o totalmente grabados, sino que todas las ideas siempre están palpitando su poder en cada uno de nosotros, en una constante lucha por definirnos. De esta manera, las fuerzas irracionales y mezquinas que tomaron el poder de nuestro país en 1976, entregando la soberanía y la riqueza de la patria a intereses extranjeros, no cesaron en el 83' con la vuelta de la democracia, sino que ese contexto histórico solamente las contuvo y disminuyó. Hoy la memoria consciente de nuestro pasado las mantiene apartadas, porque se sostiene una creencia de que el camino que elijamos para realizar nuestro destino no puede ser nunca impuesto por la fuerza y proclamado desde afuera, sino que tiene que ser el resultado de nuestras deliberaciones abiertas, en el marco de nuestras leyes y a la luz de nuestras instituciones. De otro modo la vida en sociedad carecería de todo sentido.

Estas palabras simplemente han querido sugerir que la dictadura miliar en la Argentina no fue un hecho que meramente pasó y tenemos que recordar con más o menos tristes y resignación sino que es una lucha que está sucediendo ahora mismo y en la cual todos tenemos que tomar partido y decidir el lugar que vamos a asumir y los valores que queremos defender en ella, puesto que hoy como siempre, elegir la desidia y el desgano es autoridad la ventaja del opresor. Por eso, mientras sigamos siendo capaces de tomar conciencia del pasado para abonar nuestro futuro, nuestra esperanza seguirá eternamente iluminada.

Muchas gracias.

 

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