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Una egresada del CUC contó cómo es vivir en el epicentro actual del Coronavirus

Lucía Caruso, reconocida pianista, fue entrevistada por diario Los Andes. En la nota cuenta sus días en la ciudad que tiene más muertos que toda España.

imagen Una egresada del CUC contó cómo es vivir en el epicentro actual del Coronavirus

Gentileza diario Los Andes

Lucía Caruso, egresada 1998 del Colegio Universitario Central, es una destacada pianista mendocina que vive en Nueva York, y desde allí le contó a diario Los Andes cómo es vivir en el epicentro actual de la pandemia. 

Según dijo, Nueva York es actualmente la ciudad con más casos de Sars-CoV-2, el virus pandémico que ha afectado a casi todo el mundo. Por lejos el mayor golpe lo está dando en Estados Unidos donde la cantidad de infectados llega casi al medio millón. Allí la pianista mendocina está encerrada en un departamento, ese acotado espacio desde hace tres semanas. Además, es asmática y salir es demasiado riesgo.

Compartimos la nota realizada con el medio mendocino: 

“En este momento no hay otro lugar donde quisiera estar que no sea Mendoza”, dice con añoranza. Y agrega algo que hasta hace un tiempo podría haber sido impensado: “Me dieron ganas de irme porque vi que allá están mejor”.

En la calle hay muy poca gente, tienen miedo y casi como un constante aviso de lo que ocurre afuera, cada 5 minutos el ambiente es invadido por la apurada sirena de una ambulancia, relata la compositora.

Sólo Nueva York ha superado ya la cantidad de casos de toda España, el segundo país más afectado del mundo. Con alrededor de 700 muertes en 24 horas la cosmopolita urbe registra más de 7 mil fallecidos y en ascenso.

Mientras habla con Los Andes, su esposo Pedro, a su lado, la interrumpe. Acababa de llegarle un mensaje: un amigo suyo había corrido con la misma suerte.

Entre cuatro paredes

Lucía tiene 40 años, de los cuales ha vivido allí 21. Nació en la Ciudad de Mendoza y recuerda con cariño su paso por el secundario en el Colegio Universitario Central de la Universidad Nacional de Cuyo.

A los 19 partió hacia Estados Unidos luego de obtener una beca en la Manhattan School of Music.

Hoy es una exitosa compositora, dedicada entre otras cosas, a componer bandas sonoras de películas, dar conciertos y clases.

Sus planes de trabajo se vieron algo complicados por la pandemia, debió cancelar viajes fuera del país y conciertos. Sin embargo sigue trabajando mucho desde el pequeño departamento. La ciudad tiene miedo, se detuvo, y según cuenta, se habla de coronavirus todo el tiempo, aun cuando se proponen no hacerlo.

“La gente está muy asustada, hay una mezcla de pánico con clima depresivo, gente que se ha venido abajo por estar distanciada y no poder ver a sus seres queridos”, relata. “Es muy embromado eso en una ciudad como Nueva York, en que casi todos somos de afuera porque tenemos lejos nuestras familias, por eso acá la relación con los amigos se hace más fuerte porque son los que tenés cerca cuando tenes un problema”. Por eso, con ellos se reúnen cada tanto a ver una película y tomar una cerveza, por videollamada.

Relató que allí el aislamiento social no es tan rígido como en Argentina, pero aun así la gente sale lo mínimo. “ Acá le dicen self-isolation, no hay sanciones, pero están todos asustados porque saben que si salen los agarra el virus”, narra.

“Estamos encerrados en un departamento con muy poco espacio porque acá se caracterizan por ser pequeños”, contó. Y aclaró que uno de dos habitaciones es un lujo sólo para pudientes.

Calles vacías

“Acá la gente no sale, el otro día el vecino vino a devolverme algo, me lo dejó en la puerta, tocó el timbre y se fue”, apunta.

Además de quienes deben ir a trabajar sin más opción, a la calle se le atreven sólo los que la tienen por hogar. “Hay cada vez más mendigos y obvio van a morir por el virus, algunos gritan,hace unas noches una mujer iba gritando ‘estoy en las manos de Dios, que pase lo que pase”, recuerda.

La gente no tiene jardines y mucho menos balcones, lo que hace más difícil el encierro. Por eso, salir a comprar a veces es una forma de tomar aire. Los parques siguen abiertos y aunque al comienzo le pareció algo descabellado entendió, en ese marco, por qué en el día hay mucha gente. Contó que también tuvo la necesidad de ir una vez, lo hizo a las doce de la noche, cuando casi no hay gente.

También fue una salida ir al supermercado, lo hizo en el mismo horario con todas las medidas de protección que pudo: a los guantes sumó el gorro de ducha y encima una visera para disimular, es lo que había y sabe que el pelo también puede ser un vehículo para el microbio.

Allá la gente se mueve en metro, el cual suele estar abarrotado, sin embargo dijo que ahora van tres personas por vagón. Como en Argentina, se han cerrado todos los negocios y permanecen abiertos los servicios esenciales como farmacias, bancos (acá mínimamente), locales de comida sólo para llevar y supermercados en horario normal.

Contó que estos últimos tienen la obligación de mantener abierto y que no falta mercadería, pero las compras por internet están imposibles: “Quisimos pedir comida y no se podía, había recién para dentro de diez días”.

Las lavanderías

Subrayó uno de los mayores riesgos: las lavanderías. Los departamentos no suelen tenerlas por ser chicos y la gente debe acudir a ellas convirtiéndose en un foco de contagio.

Por otra parte, la información sobre el tema es permanente. Dijo que están  todo el tiempo conectados a sitios de noticias y que incluso tiene una app que le da información actualizada de casos con notificaciones.

Son víctimas, como todos, de la “infodemia” y circula otro tipo de data menos segura. Hay quienes creen incluso en teorías conspirativas lo que desde su opinión está favorecido por el temor.

Sin seguro: el riesgo de enfermar y no tener asistencia

Uno de los principales problemas que tienen quienes viven en Estados Unidos es el costo de los servicios de salud. No tienen cobertura gratuita como sí ocurre en Argentina y por ello son muchos los que no cuentan con atención. Esto afecta incluso a los niveles socioeconómicos medios como trabajadores independientes.. Para Lucía esta puede ser una de las causas por las cuales la gente se plegó fuertemente al aislamiento social. Saben que si se enferman será difícil (o imposible) costearlo.

“Por ejemplo los artistas no tienen dinero para pagarlo porque son independientes y no ganan siempre lo mismo”, detalla.

Y por si no se entendió, agrega: “La gente se endeuda toda la vida o se muere, muchos quedan en bancarrota por pagar los servicios (...) los hospitales públicos ahora tienen que atender a todos pero después te llega la cuenta y es carísimo”.

Recordó un caso reciente que llegó a los medios: un joven de 17 años murió en Los Ángeles luego de haber sido rechazado en un efector por no tener seguro. Había llegado con dificultad respiratoria y diagnóstico de coronavirus, pero cuando los padres lograron llegar a la atención estatal fue tarde.

Conciertos por streaming

Lucía y su pareja brindan conciertos por sreamming para todo el mundo. Es para ellos una conexión de gran valor ya que permite un intercambio en vivo con los participantes además de mostrar un poco el clima que allí se vive.

“Ya viajamos por todo el mundo haciendo conciertos y la gente que escucha va comentando, es muy lindo recibir esos mensajes en vivo de distintos lugares del mundo, ellos nos hacen el tour nosotros”, destaca.

“Love & Magic” es en vivo los jueves a las 17, hora argentina (luego queda grabado) en el sitio Culturenet.

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